domingo, 24 de noviembre de 2024

17 años y contando


Ultima foto de mi papá con todos sus nietos (el último "en panza" de su mamá)

Hace 17 años ya, que pasan como que nada, que don Aníbal emprendió el viaje a la Guatemala del recuerdo donde lo visitamos en sueños y pasamos gratos momentos en su compañía. Es intersante como su recuerdo y el recuerdo de sus palabras persisten en mi memoria y guían muchas veces mis acciones, como esperaría yo que mis palabras y ejemplo guíen también las acciones de mis hijos. Y siempre recuerdo sus frases célebres, algunas de las cuales no he publicado aquí. Por ejemplo,

Operación "platos limpios"

Para los niños melindrosos que no comen o no terminan sus alimentos. La infancia de mi papá fue difícil y de carencias; la abuelita Fide quedó viuda con 8 hijos y muchas deudas. Contaba mi papá que él salía a cazar, primero con una honda de hule y despues con una escopeta (quien sabe dónde la consiguió), que era tan vieja que se cargaba con el frente con pólvora y municiones y se disparaba con una mecha. Era alguna reliquia del siglo XIX que de alguna manera llegó a sus manos. Contaba que le llevaba a su mamá ardillas y algunos otros animales, que ella con paciencia preparaba, removiendo los perdigones además de las pieles. En los años 1930s, cuando la población de Guatemala proobablemente no llegaba a los dos millones de personas, los alrededores de la villa de Tejutla deben hacer tenido espesos bosques llenos de vida silvestre. De allí desarrolló mi papá su gusto por la cacería, afición que, afortunadamente, no heredamos sus hijos.

Pero de vuelta a los platos limpios, cuando la niñez es tan llena de carencias, el aprovechamiento de los recursos se vuelve un hábito de todas la vida. Mi papá no soportaba que dejáramos comida en el plato, de allí lo de los platos limpios. Y hasta la fecha, me cuesta dejar comida en el plato. Mejor me sirvo menos y me sirvo lo que me voy a comer y no de más. Y así le enseñé a mis hijos.

En otro orden de ideas, muchas coaas interesantes han salido a la luz como parte de mi investigación genealógica. Algunas se pueden contar sin problema, otras quedarán en mi memoria archivadas para proteger a los culpables o a sus descendientes. Algunas compartiré por aquí, lo cual le hubiera gustado mucho a don Aníbal, siempre interesado en las historias de su familia, las que ahora compartirá con todos ellos en esa Guatemala del recuerdo, donde las ardillas se dejan cazar y saben a gloria después del tratamiento de una experta cocinera tejutleca.


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